El Mudo Habla - Alvaro Noboa Ponton

martes, noviembre 21, 2006

Bonita Banana

Por Cecilia Velasco / Hoy

En un video auspiciado por la organización internacional "Bananalink", se ve a Mauro Romero, un trabajador agrícola que, según la versión de sus compañeros, perdiera su pierna durante la huelga protagonizada en el año 2002 en la empresa Bonita Banana, al ser abaleado por hombres armados contratados. El dueño de la empresa es Álvaro Noboa, el cuarto mayor exportador de banano del mundo, y uno de los más ricos del orbe. Tras la desgracia, Romero se fue a su pueblo de Balzar, donde sobrevive como lotero.

En 2000, un informe del mismísimo Departamento de responsabilidad corporativa de la transnacional Chiquita Banana afirmaba que el incremento de las exportaciones del Ecuador, que ha llevado al país al liderazgo mundial, "se ha nutrido de estándares laborales, sociales y ambientales inferiores a los que están presentes generalmente en el resto de Latinoamérica."

En ese mismo año, la escocesa Jan Nimm, vinculada a organizaciones internacionales de comercio justo, presenció cómo la guardia privada de Noboa, con la complicidad de la Policía Nacional, reprimía a trabajadores que buscaban sindicalizarse para luchar por sus derechos. La valiente cámara de esta mujer entra en la hacienda bananera de Noboa "Los Álamos". Los testimonios y las imágenes muestran la cosa: contacto directo con químicos de alta peligrosidad, falta de vestimenta de seguridad, ausencia de servicios médicos y de salud, salarios miserables, no reparto de utilidades, hacinamiento, trato despótico, despidos sin indemnizaciones.

En mayo de 2001, Human Rights Watch llevó a cabo una misión en Ecuador, y emitió un informe escalofriante: en las bananeras había adolescentes contratados, que laboraban desde los ocho años en
jornadas de más de 12 horas y con $3,50 diarios, ejecutando tareas atentatorias a su dignidad. En el caso de los adultos, además del predominio de contratos eventuales que no permiten estabilidad laboral, se prohibía expresamente el agrupamiento de trabajadores. De un total de 5000 fincas bananeras, tan solo cinco permiten a sus trabajadores organizase en asociaciones, un porcentaje bajísimo con relación a países bananeros vecinos. Cáncer, enfermedades ginecológicas, malformaciones, problemas respiratorios y visuales son el saldo trágico que deja la producción y exportación de la deliciosa fruta bajo una lógica empresarial cruel que busca sólo su propio enriquecimiento. Desde luego, las acciones de resistencia han seguido, como lo muestra la lucha de la FENACLE, un frente de trabajadores del agro. Mientras algunas organizaciones mundiales se han preocupado del tema en nuestro país, aquí no ha sido la explotación directa de transnacionales, sino la de empresarios ecuatorianos, la que ha violado derechos humanos y de asociación de miles de trabajadores, bajo índices de pobreza que son absolutamente visibles. Es justamente el más importante de los empresarios del banano quien quiere comprar el puesto de presidente de la república.

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