El Mudo Habla - Alvaro Noboa Ponton

lunes, noviembre 20, 2006

Campaña corrupta

Por Juan Fernando Salazar / El Comercio

El destape de la Policía genera datos para entender el sentido de la elección del 26 de noviembre. Solo estamos en una pausa dentro del programa de corrupción de la partidocracia. Es imposible cumplir metas si las uñas largas se llevan el 20% o el 40% de los recursos públicos. La tienda de la esquina no funcionaría si los rateros se llevaran por sistema 4 de cada 10 panes. La educación pública no podrá despegar si se roban los textos de las escuelas. ¿Qué porcentaje del Presupuesto del Estado termina derramado en los bolsillos indebidos preautorizados por los políticos de turno?

Hay un edificio corrupto que se sostiene sobre unas ideas corruptas. Sería relativamente fácil terminar con la corrupción material si no estuviera colgada del gancho de la corrupción intelectual, si no corriera sobre las rieles de las ideas que parecería que nunca podrán cambiar. Nos quieren hacer creer que, siendo la corrupción la norma, el sentido común es una sucursal de la corrupción que puede ser expuesto en monosílabos por el heredero hueco. Cualquier perogrullada maquillada por asesores y producida para una televisión que no cumple su rol social se pretende calificar como excepción a la regla. Noboa es maravilloso para la cantaleta retrógrada de algunos conductores de televisión.

No puede ser normal en una República digna que la limosna arrojada sobre los pobres deje de ser afrentosa porque brota de las manos del hombre más rico del Ecuador. El desagrado con el que lanza camisetas el candidato Álvaro Noboa constituye la antesala del desprecio a las demandas de la sociedad. Noboa se constituye en el hiperparásito de la pobreza que le permite estirar su sombra protectora mientras más miserable se vuelve. El banano se convierte en camisetas. La fortuna de papá se muta en partido político, en individuos políticos enrolados para defender al dueño del patrimonio y a la 'hacienda animal' de Orwell.

El sistema es corrupto cuando quiere hacernos elegir entre dos supuestos extremos, porque le dice a la gente pobre y menos favorecida que el dilema es entre la dádiva o la ausencia de dádiva, entre el sometimiento vertical o la desolación. "Lo tomas o lo dejas", quiere decirle Álvaro Noboa a una audiencia, que debe escuchar el mensaje primario y manufacturado. Para el magnate y su entorno, no interesa ni un ápice el Ecuador verdadero que quiere paz y equidad, no conviene ni la mera posibilidad de un pueblo al mando de su destino, está fuera de proyecto una democracia operativa en la que los extremos perderían su razón de ser.

Estamos abocados no a un marco de referencia democrático, que es el requisito elemental para el desarrollo, sino a los constreñimientos antidemocráticos de una corrupción intelectual que quiere agarrar el poder por las razones más equivocadas que recuerde la memoria democrática del Ecuador. Por lo tanto, no solo se trata de escoger entre dos opciones sino de no caer en el despeñadero del autoritarismo y de la concentración ominosa de poderes.

El peor congreso posible está listo para el asalto y ya se ha destapado la corte Zambrano Pasquel: solo nos queda elegir un presidente ético y democrático que abra las puertas del siglo 21.

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