En la recta final
Juan Cárdenas Espinoza / El Mercurio
Entre la hemorragia de ofertas del pingüino, está la eliminación de impuestos y de los subsidios. Esto quiere decir que no está dispuesto a pagar ni un solo centavo por concepto de tributos y ese déficit quiere endosarnos, quitando el subsidio al gas de uso doméstico y a los demás combustibles, a fin de que paguemos los llamados precios reales, como ha sido la intención de todos los gobiernos hambreadores. Este anuncio pasó de agache, sin mayores comentarios ni reparos en el debate de la opinión pública; pero su efecto sería demoledor para la paupérrima economía popular, pues tendríamos que pagar, por ejemplo, ocho dólares por un cilindro de GLP y otro tanto por cada galón de gasolina.
Sería el clásico paquetazo de entrada, como para transformar a los pobres en miserables, mientras él se haría infinitamente más rico, dejando de pagar sus impuestos hasta con efecto retraoactivo. Quedarían en nada los numerosos juicios planteados por el SRI en su contra, por la escandalosa evasión. La fórmula ideal de los oligarcas neoliberales es trasladar todo el peso tributario a la ciudadanía, ya afectada por el incremento abusivo en los precios de toda la producción en serie de sus numerosas empresas. No se olviden que como avispado mercader, recién nomás aumentó un centavito a la harina, para los gastos de campaña y todavía le sobra. Esa es su visión de la política: hacer grandes negocios con la concentración y manejo del poder absoluto.
Tan desagradable es su ilimitada ambición de copar todo, que sus amigos de la derecha en la segunda vuelta, sienten vergüenza de ser vistos en su compañía. El Pascual de los social y malcristianos, lo negó feamente al ser sorprendido en un mitin, alegando que tan solo por una mera coincidencia pasaba por el lugar. Les apesta el bacalao. Al Pichi le quieren esconder, como si tuviera sarna. Algunas golondrinas de la derecha populista andan con él, a la caza de troncha. Allí están, ésos son, los que ... eso es, acertaron.
El rey del banano quiere convertirse en magnate petrolero, para manejar el negocio a sus anchas. Por estos días unos cuantos traidores disfrazados de "expertos" vienen impulsando la peregrina idea de convertir a Petroecuador en sociedad anónima, para que una junta de accionistas se apodere de nuestro petróleo y de sus reservas a futuro. Mesa puesta para el gran empresario que se lame por bañarse en nuestro crudo. Al precio de la más desvergonzada demagogia y unas cuantas sillas de ruedas, camisetas y computadoras, quiere comprarse su Ecuador S.A., como la culminación de su enfermiza ambición por concentrar todos los poderes, para seguir acumulando más riqueza. No creo que ese aparato sea un enviado del cielo. De dónde diablo saldría, pero allí está, buscando un mandato que no se merece. El voto es el antídoto.
Entre la hemorragia de ofertas del pingüino, está la eliminación de impuestos y de los subsidios. Esto quiere decir que no está dispuesto a pagar ni un solo centavo por concepto de tributos y ese déficit quiere endosarnos, quitando el subsidio al gas de uso doméstico y a los demás combustibles, a fin de que paguemos los llamados precios reales, como ha sido la intención de todos los gobiernos hambreadores. Este anuncio pasó de agache, sin mayores comentarios ni reparos en el debate de la opinión pública; pero su efecto sería demoledor para la paupérrima economía popular, pues tendríamos que pagar, por ejemplo, ocho dólares por un cilindro de GLP y otro tanto por cada galón de gasolina.
Sería el clásico paquetazo de entrada, como para transformar a los pobres en miserables, mientras él se haría infinitamente más rico, dejando de pagar sus impuestos hasta con efecto retraoactivo. Quedarían en nada los numerosos juicios planteados por el SRI en su contra, por la escandalosa evasión. La fórmula ideal de los oligarcas neoliberales es trasladar todo el peso tributario a la ciudadanía, ya afectada por el incremento abusivo en los precios de toda la producción en serie de sus numerosas empresas. No se olviden que como avispado mercader, recién nomás aumentó un centavito a la harina, para los gastos de campaña y todavía le sobra. Esa es su visión de la política: hacer grandes negocios con la concentración y manejo del poder absoluto.
Tan desagradable es su ilimitada ambición de copar todo, que sus amigos de la derecha en la segunda vuelta, sienten vergüenza de ser vistos en su compañía. El Pascual de los social y malcristianos, lo negó feamente al ser sorprendido en un mitin, alegando que tan solo por una mera coincidencia pasaba por el lugar. Les apesta el bacalao. Al Pichi le quieren esconder, como si tuviera sarna. Algunas golondrinas de la derecha populista andan con él, a la caza de troncha. Allí están, ésos son, los que ... eso es, acertaron.
El rey del banano quiere convertirse en magnate petrolero, para manejar el negocio a sus anchas. Por estos días unos cuantos traidores disfrazados de "expertos" vienen impulsando la peregrina idea de convertir a Petroecuador en sociedad anónima, para que una junta de accionistas se apodere de nuestro petróleo y de sus reservas a futuro. Mesa puesta para el gran empresario que se lame por bañarse en nuestro crudo. Al precio de la más desvergonzada demagogia y unas cuantas sillas de ruedas, camisetas y computadoras, quiere comprarse su Ecuador S.A., como la culminación de su enfermiza ambición por concentrar todos los poderes, para seguir acumulando más riqueza. No creo que ese aparato sea un enviado del cielo. De dónde diablo saldría, pero allí está, buscando un mandato que no se merece. El voto es el antídoto.
Etiquetas: Alvaro Noboa, El Mercurio, Juan Cardenas Espinosa
1 Comments:
Tu blog està `perfecto!! lo voy a pasar a todos mis conocidos!! gracias por utilizar tus conocimientos a favor del pueblo!!
By hannagab, at 8:40 a. m.
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