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sábado, octubre 28, 2006

Obligación de los finalistas

Por: Julio Arias Cortez 28 de Octubre de 2006

Los finalistas Rafael Correa y Álvaro Novoa tienen la insoslayable obligación de debatir sus propuestas de gobierno y exponer sus diagnósticos sobre la realidad del país. No se trata del simple show publicitario, sino de una cátedra de altura en la calidad y de profundidad en los contenidos.

Ciertamente que la ley no establece que los candidatos en la segunda vuelta deban debatir ante el pueblo; pero sobre las leyes están los valores morales. Éstos reclaman ese debate. Negarse a este acto cívico resultaría un desprecio a la opinión de la mayoría de ciudadanos.

Los ecuatorianos necesitamos que nuestros aspirantes a la primera magistratura sean, además de honestos, capaces en todos los órdenes de la actividad pública. No me pasa por la cabeza la idea de un Presidente, que en foros internacionales no maneje adecuadamente un lenguaje de altura.

No cuadra en la más estrecha imaginación un mandatario que no pueda expresar los lineamientos básicos de la política interna e internacional. No podemos, los ecuatorianos, elegir un mandatario de cortedad intelectual. Ya lo dije en líneas anteriores: honradez, capacidad e inteligencia deben ser las cualidades que reclamemos de nuestros candidatos.

Hasta hoy, por desgracia, no hemos tenido oportunidad de ser testigos de una exposición pública de los finalistas, para que los electores podamos evaluar sus virtudes y sus defectos.

Algo podemos evaluar de escuetas declaraciones que hacen a los medios de comunicación Novoa y Correa. Por desgracia, estas declaraciones no pasan de ser escaramuzar verbales mediante las cuales se lanzan dardos envenenados el uno hacia el otro. Es hora, entonces, de organizar un par de debates, en los que los candidatos nos digan con claridad sus propuestas y las discutan, frente a las cámaras.

Uno de los candidatos, Novoa, ha declarado que "no entablará ningún debate con su contrincante, por cuanto los pobres del país, que son sus principales asesores, le han pedido que no lo haga". Sostengo que esta declaración es un insulto al pueblo ecuatoriano.

Es falso, de toda falsedad, que los "pobres del país" le hayan pedido. Parece que este candidato suele escudarse detrás de los pobres y detrás de una falsa religiosidad, para esconder su incapacidad para el debate y su desmedida ambición de alcanzar la Presidencia, aunque tenga que comprarla, como si se tratara de una más de sus empresas.