El Mudo Habla - Alvaro Noboa Ponton

viernes, noviembre 10, 2006

La 'Pichicorte' contrataca

Por Carlos Jijón / Hoy

Fuentes bien informadas que cubren la Función Judicial aseguran que algunos de los miembros del Tribunal Constitucional tienen listo ya el borrador de una resolución que declara inconstitucional a la actual Corte Suprema de Justicia. El proceso se inició casi al mismo tiempo en que se posesionó la nueva corte con una demanda propuesta por Alejandro Ponce Martínez, y que muy probablemente sea resuelta en los días posteriores a la segunda vuelta electoral. Si ganara Álvaro Noboa o Rafael Correa se vuelve, a estos propósitos, secundario. Lo que en realidad importa es que una nueva mayoría se ha conformado en el Congreso Nacional. Ya lo advirtió, en las últimas horas, Álvaro Noboa: entre el Prian y Sociedad Patriótica hacen mayoría. Ni siquiera necesitan al PRE, que por las dudas, ya se adelantó a confirmar públicamente su apoyo al candidato bananero.

Y es lo que importa, porque si el TC llegara efectivamente a declarar inconstitucional a la Corte Suprema, va a ser el Congreso dominado por Noboa y sus aliados quienes tendrán el poder para decidir el futuro de la justicia. Escribo estas líneas mientras el flamante diputado de Sociedad Patriótica, Fausto Cobo, le responde al periodista Carlos Vera, refiriéndose a la Corte Suprema, que "todo lo que deberá ser cambiado se va a cambiar". Si Noboa ganara las elecciones, el proyecto de reorganizar también la Corte Suprema, de la misma manera en que ya se repartieron la "Pichicorte" entre Sociedad Patriótica, el Prian y el PRE, va a significar la captura del poder total.

Por supuesto, hubiera sido mejor que Rafael Correa no hubiera anunciado, durante la campaña de la primera vuelta, que si ganara la Presidencia va a plantear la reorganización de la misma Corte Suprema. Hubiera sido mejor que no anuncie la disolución del Congreso como oferta de campaña. Si el candidato de las fuerzas democráticas no impulsa el fortalecimiento de las instituciones, el efecto inmediato es que cualquiera puede reclamar el derecho de destruirlas si no las controla, y con el pretexto de que no son perfectas, deshonrarlas aún más.

Y por supuesto sería mucho mejor que la propia Corte Suprema saliera de su aletargamiento, y se decidiera de una vez por todas a dictar sentencias de tal manera que la opinión pública percibiera que su permanencia no solo es justa sino también necesaria. La tarea, en realidad, es bastante sencilla, y sorprende que un grupo de hombres inteligentes no la acometa. Tienen que elegir unos magistrados que reemplacen de manera permanente a esos que fueron separados de una de las salas de lo Penal por falta de probidad notoria. Pero, sobre todo, la Corte Suprema debe impartir Justicia. Si no sanciona a los culpables, sino da a cada cual lo que le corresponde, a la hora de la verdad, cuando el poder emergente quiera engullirlos también a ellos, no habrá nadie que los defienda.