El Mudo Habla - Alvaro Noboa Ponton

miércoles, noviembre 08, 2006

El voto nulo no existe

Por César Montúfar / El Comercio

Como en elecciones anteriores, para esta segunda vuelta muchos ciudadanos y ciudadanas se ven abocados a decidir por opciones que no los representan. Ante ello, una de las posiciones más recurrentes es anular el voto.

De esta forma, quienes así lo deciden pretenden desentenderse de las consecuencias de su voto. Como no creen en ningún candidato, ven en el voto nulo el refugio para no asumir la responsabilidad de cualquier pronunciamiento en positivo. Lamentablemente, aquello no es posible. El voto nulo, como un acto de neutralidad o no pronunciamiento, no existe. Todo sufragio tiene consecuencias y, por lo general, el anular la papeleta siempre deriva, aunque no se quiera, en un apoyo para alguien. Por ello, quienes van por el voto nulo no dejan de afectar y ser responsables por cualquier resultado. Cada voto sirve por las consecuencias en la determinación de quiénes resultarán elegidos. El voto no tiene otro fin práctico. Muy difícilmente trasciende como un acto de rebeldía, como una toma de posición sobre algo. Cuando se anula el voto, definitivamente se incide en el resultado solo que en direcciones inesperadas.

Aquello ya lo demostró la reciente campaña a favor de la anulación del voto en las elecciones legislativas. Al final, un Congreso resultó electo más allá de que el 21 por ciento de los electores anularon la papeleta. Para colmo, en esta situación particular, se instalará un Congreso dominado por fuerzas completamente contrarias a quienes, preferentemente, se manifestaron por la anulación. Y es que en el caso de las pasadas elecciones legislativas, esta iniciativa provino de sectores críticos al sistema político y de izquierda. Congruente con ello, el candidato finalista de la tendencia ni siquiera presentó candidaturas legislativas, aprovechando así la popularidad de la tesis: acierto electoral que se convertirá en una tragedia histórica. ¿Qué hubiera pasado si ese 20 por ciento se hubiera canalizado en forma positiva, si en vez de anular el voto, esos ciudadanos se hubieran manifestado por alguna opción? Sin dudarlo, tendríamos un 20 por ciento del próximo Congreso en diferentes manos. Aquel, posiblemente, sería el bloque de Alianza País y la correlación de fuerzas de la próxima legislatura sería distinta.

En la realidad, quienes votaron nulo en las anteriores elecciones legislativas favorecieron al Prian y a PSP. Noboa y Gutiérrez estarán muy agradecidos por la cortesía; la campaña por la anulación del voto debilitó a sus rivales y les entregó el Congreso en bandeja de plata.

En el actual contexto de segunda vuelta el anular el voto tiene un efecto muy claro: favorece a Álvaro Noboa. En este caso, votar nulo significa ratificar las tendencias que dan las encuestas, lo que en la práctica consolida al candidato que las lidera. Si esa es la intención del ciudadano que opta por anular la papeleta, y está en su pleno derecho, que proceda de esa forma, pero a sabiendas de que su decisión ayudará al candidato del Prian. Mejor, entonces, no caer en la falacia del voto nulo y sufragar en positivo, sea por Noboa o Correa, o por el mal menor si es el caso; pero conociendo las consecuencias exactas de cada decisión.